viernes, 30 de abril de 2010

mi primer viaje fuera del país: segunda parte


Y sin darme cuenta, ya era miercoles. Primero, quisiera pedir perdon por mis retrazos en el blog. Hay veces en las que simplemente no sentía que debía escribir, además es difícil apegarse a algo cuando tienes clases. Todo eso es un tema aparte. Llego el miercoles y nos tocó ir a Disney.

Así fue que despues de un montón de tiempo, el sueño de todo niño se cumplió para mí. Entonces fuimos a los parques. Magic Kindom si no me equivoco. Ahí nos tocó coger un bote para llegar allá(había un trencito, no se porque no lo cogimos, a mi parecer era mucho mas rápido). Es raro en mí caminar tanto, como lo hice, dentro del parque. La verdad es que uno los primeros cinco minutos si se puede decir que queda como un montubio completo, sin saber donde queda nada ni como funciona, ni tampoco que hacer. Fuimos a Space Mountain, es lo único que recuerdo, fue la única montaña en ese parque que valió la pena. La única a la que nos subimos también creo. Y sí, tambien me asuste la primera vez ¿Y cómo se les va a ocurrir a estos gringos apagar las luces dentro de la montaña? Porque sí; la montaña era dentro de una construcción y además no me lo esperaba para nada.
Al siguiente parque que fuimos fue Epcot (hasta ahora entiendo ese nombre). Fuimos a una de esas cosas, no montañas rusas, sino que te llevan en un vagón y te muestran cosas (¡dios sabe que tan mal está mi lexico!) sobre Nemo. Fue aburrido, pero a la salida había una supuesta charla interactiva con la tortuga de la película (Crush). No me acuerdo porqué quería ir, pero fuimos. Confieso que fue lo que más me gustó de ese parque. Hasta ahora sé como le hicieron para que la tortuga hable; quiero decir, responda las preguntas que le hacian y todo eso, porque no parecía que fuera ya todo planeado. El resto del parque fue aburrido; parapente virtual, excursión astronauta, viaje sobre la comunicación... aburrido. La esfera gigante realmente engaña las apariencias del parque. Salimos de el parque y fuimos a Fuddruckers; comida rápida, y las hamburguesas estaban bien, pero hablando de gastronomía nada le gana a Dr. Peppers (cola), absolutamente nada.

jueves, 22 de abril de 2010

mi primer viaje fuera del país: primera parte


Una foto tomada cuando ya no veia sino nubes que brillaban con el sol
Así es, como muchos niños de todo el mundo, tenía tambien un penacho del famoso sueño de ir a disney. Muchos niños lo hacen de pequeños por cualquier situación que sea. Yo tengo un recuerdo vago en el que me prometían ir a U.S.A para el 2007. Hoy, confiezo que en mis 16 años, recién pude visitar este país. Todo comenzo con la invitación de mis tios, que al principio no creía, pero las cosas no siempre son lo que parecen. Recuerdo que mi mamá se angustiaba mucho por el papeleo. Sí, llamaba a mi papá o a mi abuelita (cuyo departamento tambien fue nuestra residencia por 4 ó 5 años) para preguntar por mi partida de nacimiento... en fin, papeleo. El viaje empezó un lunes.

Salí hacia guayaquil un domingo de tarde (el día anterior había tenido una boda), me quede en la casa de mis abuelos. Ahí recibí dinero por parte de mi familia para comprarme cosas en el viaje. Cuando fui a la casa de mis tios, recibí un poco más. Me parece un poco indiscreto decir la cantidad (no quiero comparar la situación económica de ninguna de mis dos familias), pero puedo decirles que nunca en mi vida había tenido tanto dinero en mis manos; que propiamente pueda calificarlo como mío. Esperamos en el aeropuerto con mi primo (que también lo invitaron), hasta que llegó el avión. el viaje fue largo, no se cuantas duró, pero fueron bastantes. En el avión tuvimos televisión y comida. La comida de avión es toda ya elaborada, la ensalada en una tarrina, una lata de cola o jugo en lata, y condimentos como vinagre en sachets. Fueron dos viajes, el primero hacia Miami y el otro hacia Orlando. Llegamos de noche al hotel, bajamos las maletas.Y fuimos a comer a Wendy's (una de las mejores hamburguesas que he probado), acompañado de Dr. Peppers (así mismo una de las mejores colas que he probado). Y yo me tomé mi pastilla ;para los que se preguntaban que podía ser el álien en mi estómago; sí eran parasitos. Después con mi primo bajamos de noche a explorar el hotel, y mi tío bajó cabreado a decirnos que ya durmieramos. Y para esto obviamente que era la una o dos de la mañana.

Martes: Fuimos a Sea World, todavía de mañana y sin desayunar. A lo primero que subimos fue a Manta; una montaña rusa recientemente hecha donde practicamente vas acostado.
Era la primera vez en mi vida que subía a una montaña rusa. Es exactamente como me imaginaba que fuera la escena. El vagón subiendo lentamente por el carril, viendo cada vez más lo lejos que estabas de el piso. Al momento de bajar, sentí una sensación exorbitante de vertigo incomparable. Lo peor es qué, estas montañas a pesar de estar hechas con mucha presicion, no te quitan la sensación de que te vas a chocar con el piso o alguna pared. Al final bajamos y tomamos un descanso.
La siguiente montaña fue Kraken, considerada por muchos como la peor de las montañas rusas en orlando. Tras esperar una larga cola, tomamos los asientos del medio. Al lleguar al tope pensé en gritar por un segundo, pero ese no era yo; en todo caso un alter-ego de Peter Strenge menos prudente y discreto. Despues de la bajada; la cual sí me aceleró el corazón, no pude evitar moldear una sonrisa en mis comisuras de los labios.
De ahí fuimos a medusa, que era un poco infantil a mi parecer, y donde me resultaba imposible salir seco. No era lo que yo esperaba, excepto la caída. Las caídas casi siempre reparan una montaña rusa.
Para el final del parque, fuimos a ver a Shamu. Nunca pude siquiera imaginarme como le hacían para amaestrar a las ballenas. Y mi primo y yo en las primeras filas, para salir después mojados por las ballenas. Fué un espectáculo hermoso a pesar de todo; sobre como un hombre y un animal pueden entenderse, a su manera claro está. Fuimos en la noche a cenar a Denny's. Para resumir la cena; simplemente no me gustó la actitud del mesero.

martes, 30 de marzo de 2010

La falta (personal) de comunicación

Comunicación: esa palabra tan exquisita de la que carezco en muchos sentidos. Soy tímido, de eso no hay duda; incluso cuando bailo (muy pocas veces) o hago actividades donde no se requiere hablar se me puede notar tímido. Como sea, la tímidez no es mi mayor problema ahora. No es la falta de extroversión, sino falta de celular. Sonará estúpido, pero en parte, y una considerable fuera de mi frustración y excusas para la tímidez es verdad. Sin celular, no se puede saber donde está el mundo en mundo que no está.

Por ejemplo:
Un sábado, grande, magnífico y lleno de infinitas posibilidades de actividades para hacer. No puedo llamar a nadie en la noche porque no estan en sus casas. Si estuvieran igual no tengo los números porque no tengo donde anotarlos (nunca nadie tiene una pluma a la mano, mucho menos un libreto y yo tengo pésima memoria). Por eso me toca ir a "lugares frecuentes" y ver con quién me encuentro. Odio ese tipo de encuentros, en serio; la mayoría de las veces no se puede hacer algo más allá de "estar" en un lugar. Si tuviera un celular, estaría al tanto de muchas idas a la playa, centro comercial, fiestas de interes, etc.

Por favor, no crean que trato de victimizarme. Estoy siendo lo más objetivo posible. Ese no es mi punto; si quisiera escribir sobre mi triste vida lo haría, pero no me quejaría de ella. Mi punto es la manera en la que nos hemos dejado apoderar por la tecnología, y para ser más preciso del consumismo y materialismo.

Yo no tengo celular. Quisiera uno porque me serviría para muchas cosas. Mi mamá es sobreprotectora, al menos eso creo. Más de una vez me ha ido a buscar por media ciudad (a pesar de lo conmovedor o en mi parte desconsiderado que parezca, me parece comico pensar que mi mamá me imagine muerto en la calle). Desde junio del año pasado me tiene con la misma promesa de qué me va a comprar un Blackberry. No crean que mi mamá es cruel, y para los que se encuentran en los estratos superiores a la clase media; no, tampoco somos pobres. Porta tiene una preferencia para los que tienen cuentas bancarias en cierto banco, y mi mamá no tiene una ahí. Mi mamá sigue insistiendo en sacarme ese celular.

El problema no es tener un Blackberry. En mi caso como ya dije me serviría mucho. Solo no quiero terminar como la mayoría de sus dueños. Cuando me quedo con alguien con alguno de esos aparatos, prefieren estar con los ojos a 5 centimetros de la pantalla que hablar con los demás. Muchos nos automatizamos por esos aparatos y nos volvemos dependientes. Obviamente hay excepciones, pero aún así perdemos poco a poco los que nos queda de humanidad y nos volvemos menos independientes de los caprichos.

sábado, 27 de marzo de 2010

Aislamiento por enfermedad


Esta fue mi última comida antes de "la quarentena".


El insomnio es un problema que padezco desde hace mucho. Tal vez no sufra de él como otros que no pueden dormir todos los dias y siempre andan somnolientos. Pero me cuesta mucho dormir, aunque tampoco se me hace imposible. La falta de sueño me trae problemas a la hora de levantarme, y de ahí tengo que esperar día tras día para que se regule mi reloj biológico.

Esta no es la peor parte, resulta que desde el 24 de marzo tenía el estómago flojo. No estoy seguro de el porqué, ya que no me acuerdo de haber comido nada "sucio" aquel día ni el anterior. Recuerdo claramente que esa noche no pude dormir, me dolía el estomago como si tuviera algo adentro, vivo. Sentía claramente cada pequeño retorcijón en mi estómago, y no se porqué se me ocurrió ir a la cocina y beber café. Mi manera de preparar café es un poco diferente a las demás. Yo lo cargo fuertemente a la americana y luego lo atenúo con azucar. Lo paradójico es que creo que me ayudó a dormir.

El día jueves no pude realizar ninguna actividad. Le dije a mi mamá, que se preocupó bastante. Falté a mis clases de natación (mi mamá piensa que tengo cuerpo de nadador, y que tengo que sacar espalda. Aunque no lo puse en mis datos personales, es necesario que sepan que tengo 17 años, para que asimilen mi humillación al estar entre un montón de niños mucho menores que yo). Ese día tuvo dos sorpresas que no esperaba encontrar:

Primera; estaba todo el día hechado en la cama, no podía moverme por miedo al "parasito". Mi hermana me llamó, y no recuerdo si estaba dormido o no; en todo caso estaba en el limbo. Dijo que estaba el serrano afuera ¡Que manera de molestar el serrano! Afuera estaba él con alguien más sentado en el tronco ¿Quien podría ser? Era el guitarrista, que había sugerido venir a mi casa. Si, soy tímido, y por lo tanto no me atrevó a decir no a muchas cosas, pero en esta si lo hice por pura cortesía mía. Conversamos bastante, sobre música y de ahí fuimos a mi cuarto de la batería. Tocamos un buen rato y nos reímos (el serrano todavía es un principiante en la guitarra, aunque le mete mucho empeño). Al fin nos pusimos a conversar en el tronco, y poco antes de que se vayan vino la segunda sorpresa:

Una amiga de mi hermana se iba a quedar a dormir. No había hablado nunca antes con ella. La primera vez que hablamos fue en la cocina. Con mi estomago flojo fui a servirme un vaso de agua. Estaba ella y un otro amigo de mi hermana (que gracias a dios no se quedo a dormir ¡Mi casa no es un hotel!) hablando mientras tambien tomaban agua. Al principio los ignoré, puesto que yo solo quería mi vaso con agua, pero noté el ambiente más silencioso y espeso.
¿Porqué me miran tanto? Dije con un tono simpático.
¿Cómo te llamas? Dijo ella seguido por un montón de preguntas "niñezcas" (y si, si sé que no existe la palabra, las comillas cumplen su función). Y así terminó mi simpatía. Estoy seguro de que volvimos a hablar, pero ya no con la misma fluidez con la que estaba dispuesto ese día.

Viernes, de descanso. Todo el viernes traté de convencer a mi mamá de que me lleve al doctor. Tenía una licuadora en el estomago. Ella dijo que no era tan grave y lo mejor que podía hacer era alimentarme bien. Ahora mis dolores se han apaciguado, pero en todo caso les avisaré si vuelven.